6 de mayo de 2015

Cortos con Ñ - sesión 5M - opinión personal


Una nueva sesión de Cortos con Ñ en la Escalera de Jacob de Lavapiés, con mucho público un poco de calor y con interesantes cortometrajes:

  • Yo, presidenta (de Arantxa Echevarría) Una historia hilarante sobre una realidad política que si bien tiende a la comedia pura y dura tiene un puntito de reflexión. Gran trabajo de producción (tanta gente, coches oficiales, personajes públicos,localizaciones variopintas,...) Graciosa interpretación de la protagonista con todas las muecas posibles.
  • La bruma (de Manuel Gomar) Una especie de evocación a aquella Léolo (1992) donde la locura y la imaginación dan paso al drama. Me gustó el hecho de contar el contexto en los créditos iniciales y el punto de ruptura jóvenes-niños, aunque la presencia del adolescente actual con ese plano sin entrar en hospital le resta potencialidad trágica a la historia.
  • Lejos cerca (de Quique Santamaría) Bonita contraposición entre la realidad, el texto en off y la representatividad del "estar perdida". Gran interpretación de la protagonista que lleva todo el peso. El final un poco abierto e insípido, a mi gusto.
  • Calle cortada (de Juan Carlevaris) Bien interesante y con la posibilidad de fijarse en detalles por ser segundo visionado. Todo el peso se lo reparten entre dos grandes interpretaciones y un inteligente diálogo que no pierde interés. Me encanta la variedad de planos y posiciones de cámara para un diálogo dentro de un coche. Genial.

3 de mayo de 2015

Alegre inocencia

* Dirección: Arturo Sánchez Almena
* Mi valoración (sobre 10): 8
Un gran corto. El engaño al espectador, marca personal del director, da paso a una tragedia mayor de la que se supone. Un corto que merece mucho la pena verlo al menos dos veces porque es en la segunda cuando realmente se percibe la grandiosidad de los emocionales detalles (tanto de la propia interpretación como de los pequeños detalles del guión). Los actores están muy bien tratados: Antonio Esquinas es quien lleva el timón de las emociones, pero es la principal, Adriana Gil, la que está sencillamente magistral haciendo muy creíble su difícil papel. El reparto se completa con la joven Isabel Sánchez que mantiene muy bien la naturalidad del texto. Casi una cuarta parte de la emoción la pone también la música, de Fernando García Munera, que con sus graves de bajos y violonchelos, y la melodía de violines sabe mantener la tensión y suspense necesario. Recomendable.